Nota de prensa publicada originalmente en el Diario de Cádiz en 2017.

Y llegó el carnaval, se nota en sus calles, en sus coplas y disfraces, en sus colores y alegría, en su viento de levante.

Romerijo cubierto de papelillo y serpentina, tiene la ventaja de no necesitar un disfraz, porque se viste todo el año de quisquilla, langostino, cangrejo, de cigala o bogavante ¡y no se cuantos más!…hasta de ostra y ostión, y en las noches más frías se abrigan con su popular papelón.

Desde sus comienzos Romerijo, gracias a la afición de Pepe Romero su fundador, ha contribuido con cuantas agrupaciones necesitaron de su ayuda y a lo largo del tiempo no fueron pocas.

Por todo ello, cuando llega este tiempo de carnaval, todos celebran ataviados con antifaz, para hacer honor a uno de los momentos más alegres del año.

En la Plaza de la Herrería que es un punto de encuentro de copleros, chirigoteros, comparsistas… y de todos los que disfrutan, se emocionan y viven esta fiesta popular, donde se encuentran los disfrazados con su imagen real en esa borrachera de colores, de locura temporal, ¿quién es el valiente que no se siente curioso por desvelar la verdad? ¿qué atravesará el umbral que da paso a esas vitrinas que exponen todo el mar?

Con un cartucho por delante lleno a rebozar y acompañados por muchos mas,
van cantando emocionados «ESTO SÍ, ES CARNAVAL»

Y el coro se repite con las muchas actuaciones oficiales y no, que gustan de cantar a las puertas de La Guachi, que les abre de par en par.